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lunes, 2 de enero de 2012

MIGUEL HERNÁNDEZ "El poeta pastor"

Miguel Hernández nació en Orihuela (Alicante) el 30 de octubre de 1910.

Su primera casa era muy pequeña y cuando Miguel cumplió cuatro años su familia se trasladó a otra más espaciosa cerca de la sierra, en la parte trasera tenían un establo para las cabras, pues el padre de Miguel se dedicaba a la compra y venta de ganado.

Su padre era serio y mandón, su madre buena y callada, tenía un hermano mayor, Vicente, y dos hermanitas Elvira y Encarnación.

Desde muy pequeño mostró gran curiosidad y deseos de aprender, le encantaba la naturaleza: los ríos, las montañas, el campo, el cielo, la luna y los animales, sobre todo su cabrita Lucera.

Cuando Miguel fue a la escuela destacó pronto por sus buenas calificaciones en lectura y escritura. A los ocho años alterna la escuela con el pastoreo y con la venta de leche de cabra por las calles oriolanas.
En sus ratos libres juega con sus amigos en el castillo moro y en la huerta, nada en el río Segura y ayuda en la misa como monaguillo.

No era costumbre que un niño de clase humilde estudiara bachiller pero el talento de Miguel era tanto que sus profesores lo animaron a ir al colegio de Santo Domingo. Allí, el hijo del cabrero convivió con los niños de las familias más distinguidas de la provincia, chicos que vestían ropa fina y nueva, el pequeño se sentía extraño pero nada le asustaba al muchacho.
Allí conoció a quién sería su mejor amigo, Ramón Sijé, ambos jugaban, leían, escribían y soñaban con ser autores famosos.
Pero llegó el día en que Miguel tuvo que dejar la escuela y abandonar el sueño de ir a la Universidad. Su padre lo necesitaba para cuidar el ganado, decía: “De padres cabreros, hijos cabreros”.
Dejar de estudiar y dedicarse al pastoreo no fue tarea fácil. Miguel lloró y lloró hasta que se hizo a la idea de que debía cumplir las órdenes de su padre y ser un buen cabrero. No le desobedecería pero tampoco abandonaría su sueño de ser poeta y de escribir versos.

Cuando Miguel llevaba el ganado a la sierra, llevaba siempre a su espalda una mochila con lápiz, cuaderno y libros de poetas antiguos a los que leía con gran atención y admiración, convirtiéndose en un autodidacta.

A los 15 años compone sus primeros poemas y en 1930 publican su primera poesía “Pastoril” en el periódico “El pueblo de Orihuela”.
Conoce a Josefina Manresa, que trabaja en un taller de modistas. Miguel se enamora de ella y le dedica gran parte de su obra.

Con dos grandes dificultades: la penuria económica y la oposición paterna, realizó varios viajes a Madrid con la intención de dar a conocer su obra y relacionarse con escritores influyentes. Conoce Lorca, Alberti, Neruda, Aleixandre… su obra se ve influenciada.

Con el estallido de la Guerra Civil, en 1936, Miguel apoya a la República no sólo con su obra sino también luchando en el frente.

En 1938, su obra “Pastor de la muerte”, es premiada en el Concurso Nacional de Literatura y es proclamado “Primer poeta de nuestra guerra” y “gran poeta del pueblo”.

Terminada la guerra es detenido y acusado de haber apoyado al bando republicano. En la cárcel recibe la visita de hombres influyentes, pidiéndole colaboración en la prensa franquista a cambio de la libertad. Miguel se niega rotundamente.

Empieza para Miguel un triste itinerario por cárceles de España. En 1941 es trasladado a Alicante. Allí enferma de tuberculosis. El 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 años de edad fallece en la enfermería de la prisión.

Miguel Hernández se marchó hace muchos años, pero gracias a ti, a lectores como tú, su poesía sigue viva.

Dale al aspa, molino,
Hasta nevar el trigo
Dale a la piedra, agua,
Hasta ponerla mansa.

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